Publisher: Vida
ISBN: 9780829767544
Type: Paperback
En este libro, la tan esperada secuela de Un millar de obsequios, la autora aclamada Ann Voskamp presenta el evangelio como un nuevo camino para cristianos en necesidad de una revelación renovada de la gracia de Dios. No importa cuán roto o lleno de pecado estés.
En este libro, la tan esperada secuela de Un millar de obsequios, la autora aclamada Ann Voskamp presenta el evangelio como un nuevo camino para cristianos en necesidad de una revelación renovada de la gracia de Dios. No importa cuán roto o lleno de pecado estés.
Con más de un millón de ejemplares vendidos en inglés, Un millar de obsequios por Ann Voskamp ha sido un fenómeno editorial. En esta esperada secuela, Ann, una vez más, comparte su don con el mundo. En su interior, Voskamp desesperadamente quiere que los lectores sepan que Dios es atraído a las personas quebrantadas, a los pecadores y a aquellos en necesidad.
Las mismas cosas de las cuales las personas más se averguenzan, un pecado desgarrador que ha asediado durante años, una decepción que roe como el hambre que no desaparece, una oscuridad deprimente que la luz no parece penetrar, son exactamente las cosas que atrajeron a Dios a su pueblo. Este libro es sencillo en presentación, escrito en el estilo único de Ann, pero profundo en sus consecuencias para los lectores.
Un nuevo camino para cristianos en desesperada necesidad de una nueva revelación de la gracia de Dios. Ann lo dice mejor: «Estoy destrozada, llena de pecado, y perfectamente equipada para escribir un libro como este. Dios toma las cosas rotas, las redime, y las hace útiles en su reino. Siempre a su manera. No hay un mensaje más esencial para nuestro tiempo o ningún otro».
In this book—the much anticipated sequel to One Thousand Gifts—bestselling author Ann Voskamp presents the gospel in a fresh way for desperate Christians in need of a renewed revelation of the grace of God. No matter how broken or sin-sick you are.
How can it be? When we’re naked and ashamed and alone in our brokenness, Christ envelopes us with his intimate grace. When we’re rejected and abandoned and shattered beyond wanting, Jesus cups our face, “Come close, my Beloved.” When we’re dirty and tear-stained and despairing, Jesus Christ proposes undying, dying love: “All that you painfully are and are carrying—I’ll take. All that I perfectly am and have—is yours. Just take me.”
There is a wooing that washes our wounds. Falling into this intimacy with him is the one thing we pray to never recover from. This kind of intimacy can only be tasted and swallowed, and it burns a holy yes through our begging veins.
Am I willing to take all that I have, break and give to Him?
Because all that He is, He broke and gave to us.